martes, 30 de diciembre de 2008

2008 musical

Me ha tocado hacer, para un foro en el que participo, una lista con lo que considero mejor del año en cuanto a música y de paso me he animado a compartirlo aquí porque uno no puede evitar tener la tentación de intoxicar con los gustos propios. La lista, que no es monolítica y puede cambiar dependiendo del día sería:

1. Black mountainIn the future. Una obra monumental de rock psicodélico que engancha muchísimo y que tiene canciones totalmente hipnóticas. Grandioso, estoy en eterna deuda con Pesanervios por su recomendación.

2. The mars voltaThe bedlam in Goliath. Poco más puedo decir que no dijera antes sobre The Mars Volta, uno de los grupos más extraños, intensos e interesantes del panorama actual. Este último disco, sin ser tan redondo como los primeros, se ha ido aupando poco a poco entre lo mejor del año.

3. Woven handTen stones. Pese a ser un descubrimiento relativamente reciente no puedo decir más que estoy totalmente abducido por las canciones del señor David Eugene Edwards, tanto con Woven Hand como con su grupo anterior, 16 Horsepower. Hace una mezcla de folk, country alternativo, american gothic y más cosas, todo cantado con una intensidad sobrenatural, que es imposible que no le conmueva a uno. El Ten Stones es un gran ejemplo de sus aptitudes.

4. Colour haze - All. Aquí un enlace de la web de mentesdeacido sobre este disco (y sobre el magnífico grupo alemán). Rock psicodélico denso y oscuro de extraordinaria calidad.

5. The muggsOn with the show. Un auténtico grupazo de blues rock muy poco conocido pero que con el pelotazo de su disco debut (inmenso) y este segundo "on with the show" se han ganado un lugar entre mis preferidos. Grandes temas y un guitarra espectacular (que también toca con los Paybacks).

6. Marc Ford and the neptune blues clubMarc Ford and the neptune blues club. Otro estupendo disco de blues rock ideado por el antiguo guitarrista principal de los Black Crowes (que también han sacado disco este año, por cierto).

7. Witch - Paralyzed. Quizá no a la altura de su gran debut pero un disco muy compacto, con unas cuantas canciones redondas, de un sonido siempre setentero, psicodélico y saturado, no en vano su líder es J Mascis, el de la gran banda Dinosaur Jr.

8. ExtremoduroLa ley innata. Sorprende verlo entre tanto disco extranjero, supongo, pero la verdad se lo merece. Y no tenía muchas esperanzas puestas, tampoco Extremoduro es uno de mis grupos favoritos. Pero me sorprendieron con un disco muy compacto y muy bien compuesto. Merece la pena.

9. The Steepwater bandGrace and melody. Otra de esas bandas poco conocidas de blues rock que van poco a poco construyendo una carrera de lo más sólida, con grandes discos como este Grace and melody, un puñado de temazos, y unos directos, por lo que cuentan, demoledores.

10. The Black keysAttack & release. Quizá es su disco que menos me ha gustado, o quizá es que no me esperaba el sonido que sacaron, y por eso no están más arriba en la lista. Pero aún así son los black keys, uno de los grandes descubrimientos de esta década, de los que no dejo de recomendar absolutamente todos sus discos. Un dúo demoledor de guitarra y batería.


Como canción del año, está claro, tengo que poner a "queens will play", del In the future de Black Mountain:




Una canción totalmente hipnótica coronada por una voz simplemente perfecta. Temazo que he escuchado obsesivamente a lo largo del año. Recomendar también el disco paralelo de dos de los miembros de Black Mountain, el de Lightning dust, para quienes quieran profundizar en esa maravillosa voz.

Luego irían temas como Ilyena de The Mars Volta, Curbside constellation blues de The Muggs, All de Colour Haze, etc.

En cuanto a directos... pues bueno, tampoco he ido a muchos, pero lo tengo claro. En primer lugar, por lo emotivo y puramente personal, el concierto de rage against the machine en el Electric Weekend de Getafe. En segundo lugar, aunque quizá debiera ganarse el primero, el de The Mars Volta, que fue algo sencillamente descomunal. Y en tercer lugar el de Porcupine Tree que me reveló a una banda que en directo es sencillamente perfecta. Mención merecen también el gran concierto que dieron Extremoduro en mi ciudad, así como Uzzhuaia, una banda humilde pero muy compacta y que en directo lo dan absolutamente todo.

Nada más, feliz año a todo el mundo y que escuchéis mucha música.

jueves, 4 de diciembre de 2008

Buenas noches rose - La danza de araña

Sí, ya había hablado del grupo, y del disco, en una entrada anterior. Pero, comprobando las estadísticas del blog veo que a lo largo de las semanas bastante gente ha llegado aquí mediante la búsqueda "buenas noches rose letras" o similares, así que quería dedicar esta entrada únicamente a poner las letras de este disco (los demás me parece que se encuentran fácilmente por ahí), y espero que a alguien le sirva, aunque yo creo que se entiende la voz de Jordi bastante bien. Lástima de no tener escáner porque el libreto interior, y la presentación de las letras y fotos, realmente merece la pena.


1. LA ARAÑA

Empieza la danza de araña
ríos de tinta quemada
el miedo al aguijón, veneno, palabras
y a través del cristal una rosa más
llama mi curiosidad
no tengo sitio ya
donde caer de nuevo si vuelvo a tropezar

danza la araña
mis dedos, sus patas
prepara su tela
veneno, palabras

huele a resina quemada
media flor deshojada
el viento en la canción
el aire, miradas

y a través del cristal
una rosa más se vuelve a marchitar
sin sitio donde morir
si vuelves a enfermar

2. ESPÍRITU DE LA CARRETERA

Alzaste al cielo tu pulgar
cogí al vuelo la señal
vi en el poste de la luz
a tus cuervos platicar
no necesito nada más
cogí al vuelo la señal
moldearé mi voz mientras cantas
tu canción

espíritu de la carretera
has de dejarte arrastrar
por el espíritu de la carretera
si es que te dejas encontrar

vi en el poste de la luz
a tus cuervos platicar
no necesito nada más
cogí al vuelo la señal
moldearé mi voz mientras cantas
tu canción

y está el asfalto pegajoso como mi resina
y este kilómetro forma parte de mi vida

moldearé mi voz mientras cantas
espíritu, no necesito nada más

3. ROSA I

¿Por qué no quieren tierra sus semillas?
¿Por qué no quiere sol su corazón?
Los años han limado sus espinas
la lluvia regará la esquina
de la rosa que respira... polvo blanco

Espera que una abeja se despiste
y arranque de su estambre el alquitrán
será la miel amarga que fabrique
sueños del color de una colilla
de la rosa que respira polvo blanco

y al calor de la mala vida
se calienta la mala fe
y al olor de una miel podrida
que llegó a pensar
que llegó a poder
escapar del sol
y aún así crecer
se escondió en el jardín aquel
donde brilla el sol
de color marrón

4. MADRE

Madre, no hace falta que vengas
madre, hoy me voy de esta tierra
madre, fue por culpa de ella
que me arrancó el corazón
y ya no hay sangre en mis venas

madre, por un par de monedas
madre, para un par de botellas
madre, quise retenerla
vendí mi alma al diablo
y se llevó mi cabeza

madre, agarrad a ese tipo
madre, ¿por qué tuve que verla?
madre, no es que me arrepienta
pero perdí la cabeza
y disparé contra ella

madre, cuando leas esto
madre, yo ya estaré muerto
madre, espero que comprendas
pero la vida sin ella
no merece la pena

5. MARRÓN

He aprendido a llorar
purpurina
a hacer del llanto canción
y del canto mentira
a hablarte de amor
y actuar por codicia
a mostrar lo que soy
sin pensar que sería
de la mierda de esta vida
sin tener tu mano amiga
arrancándome el dolor

he aprendido a escuchar
en tu risa
todo un acto de traición
a verter saliva y buscar medicina
o un corazón
que bombee estricnina
y noche a noche grita
llenándome las venas con su voz

he aprendido a fingir
que sufría
y una tras otra vez
a echar sal en mi herida
quizás pensé
que esta vez
reiría
al notar como me hundía
en mi propia hipocresía
como el hombre más vulgar

6. CAMPANILLA

Puede que fuera un flechazo de amor
o sólo fue que iba de pastilla
pero desde que te moviste para mí
no sales de mi cabeza campanilla
una vez, mis amigos y yo
entre flores nos pusimos a hablar
y hablando de mí dijeron
que ciertas plantas me convierten en
peter pan

desde entonces estoy
buscando la señal
que haga desviar tu vuelo hacia mí
recordando tu figura
voy cayendo en la locura
pesadillas ovaladas en la tierra de las hadas

puede que fuese algo colgado
y también puede que algo exageré
pero creo que mentirías si dijeras
que un sentimiento extraño no te dejé
pienso mucho en todos los gestos
que esa noche me fuiste a regalar
mientras oías una dulce voz
recitando sentimientos sin filtrar

7. NO ME IMPORTA MORIR DESCUARTIZADO EN TUS MANOS, ESTIMADA HERMANA (PRESIDENTA) (PERO)

Como te has ganado mi cabeza
que entrando candidata has salido presidenta
y ahora pienso en ti y me doy cuenta
de que mientras tú andes por el mundo
mi casa estará cerca
y aunque yo haga una dieta de tristeza
si tú eres quien cocina
algo más que mierda habrá en la mesa

y aquí está el pero
aquí nos cae el aguacero
deja que siga
serás mi mejor enemiga
vamos hermana

y ahora vuelvo a ti, ¿qué es lo que hacemos?
pues haremos lo de siempre
llegar a este punto y ya veremos
y es más que un capricho tu cuerpo
que no sé lo que pasa
que lo pego al mío y enloquezco
me caíste en gracia a la primera
que mira que eres zorra
que de invierno me fui a primavera

y es que no puedo evitar
sentirme un poco ya de más
el tiempo es verdugo que castiga
dame una rosa
dame un clavel
dame un cuchillo
hazme trozos, provócame
una de dos
o nos matamos
o lo hacemos por última vez
hermana

ya amanece
tú piensa lo que quieras
si se te van las fuerzas
las mías
irán con ellas

8. ROSA II

Sobran las palabras cuando ríe
faltan cuando acaba de llorar
con una mueca reprimida
como un sol de mediodía
de un octubre otoñal

y es que palidecen los colores
cuando se deja arrancar
que no es planta de maceta
ni deja lucir belleza
un jarrón de cristal

y me he enganchado al polen
que hay en su saliva
es duro darse cuenta
que no te necesitan

no sabéis
(nadie tiene ni puta idea)
no es flor de primavera
ni se deja regar
no sabéis
que es bella porque es seca
que al fin y al cabo ella
nació para estar muerta

9. HOMBRE DE ARENA

Hombre de arena
te lleva el viento
te empuja al mar
te sube al cielo
no te deja descansar
te esparce y desordena
nadie te va a escuchar
por eso no te quejas

fuiste fuerte una vez
eras un niño piedra
pero caricia a caricia
el niño se hace hombre
y la roca se cuartea
porque tormenta a tormenta
el hombre se hace viejo
y la piedra se hace arena

y la arena vuela
y si el viento para
la arena libre
es arena muerta

hombre de arena
te ciega el tiempo
te hace tapar
con su silencio
no te deja recordar
te estruja contra el suelo
tú no puedes cantar
no sé por qué lo intento

10. LA BRUJA

la bruja me cuenta, la bruja me cuenta...
y entre vuelta y vuelta me olvido del exterior
pregunta por su bosque, por lo sucio que ahora está
toda esa suciedad la he dejado yo

y es que aplasto la hierba al tumbarme en los prados
y mis pasos dejan huella, así no resulta extraño
a veces tu bosque se parece a mí
¿quién les enseñó a esos duendes a escucharme
siempre que voy por allí?

sabes que tu olor para mí es toda una droga
que corre de boca en boca y enganchado a ella estoy
sabes que yo vivo de castillos en el cielo
que imagino entre tu pelo cuando vas a despertar

no me lo eches en cara
yo sólo soy un borracho
borracho de la fragancia
que siempre encuentro en tu pecho

y si me cortan el paso
y si me muerden serpientes
me esconderé en mis castillos
y esperaré a que despiertes
y si se tuercen las cosas
yo sólo soy un borracho
y aquí tú eres la bruja
y yo soy el embrujado

11. DULCE ROCANRROL

Voy a crecer al revés
alimentado de ti
dulce rocanrrol

y brota en círculos sobre la pista
bajo la nube que trajo tu brisa
de la raíz de la hierba divina
en cada dosis no dejarse la vida

ya no quiero saber
que sólo quiero cantar
mi dulce rocanrrol

en la reserva de mi combustible
flota el veneno que inyecta tu espina
en cada curva de esta carretera
donde mi gente se busca la vida

y es que el hechizo se rompe deprisa
y este momento es toda la vida
en cada curva de esta carretera
se hace del rocanrrol poesía

viernes, 21 de noviembre de 2008

Lo mejor de Silverberg


Excelente antología que reúne lo mejor de entre la extensa producción de relatos de Silverberg durante sus primeros veinte años de carrera como escritor. Realmente merece la fama que tiene y es una pena que sea tan difícil de encontrar y que no la hayan reeditado. En ella podemos encontrar diez cuentos cuidadosamente escogidos y que explican por sí mismos el estilo y la evolución del autor.

- Hacia el anochecer. Excelente historia postapocalíptica en la que un sorprendentemente joven Silverberg trata sin concesiones ni tabúes el tema del canibalismo. Crudo, seco y directo.

- El hombre cálido. Interesante relato sobre empatía, comunidades cerradas y frustraciones, muy poco cf en un principio, salvo por un curioso giro final.

- Para ver al hombre invisible. Excelente relato inspirado en una frase del relato de Borges “La lotería de Babilonia” (“Cómo todos los hombres de Babilonia he sido procónsul; como todos, esclavo; ... Durante un año de la luna he sido declarado invisible; gritaba y no me respondían; robaba el pan y no me decapitaban.”) en el que se introduce en el caso de una persona condenada a invisibilidad por ley. Todo el mundo debe ignorarle y tiene prohibido ayudarle o hablarle. Y así, durante un año, vaga como un espectro en libertad, explorándose a sí mismo en busca de la redención. Una de las joyas del libro.

- El sexto palacio. Es la historia más “clásica” en cierto sentido, pues incluye robots, tesoros, aventureros espaciales, enigmas... Aunque, como el mismo autor indica, contiene ciertas resonancias zen que lo hacen interesante. Aún así, frente a los demás relatos se encuentra algo por debajo.

- Moscas. Otra muestra del interés de Silverberg por la empatía, la culpabilidad y la tortura existencial. Además se empieza a apreciar cierta experimentalidad a la hora de narrar.

- La estación de Hawksbill. Uno de sus cuentos más famosos y que más ganas tenía de leer. La verdad es que la premisa de partida es de lo más atractiva. Los presos políticos, agitadores, disidentes, son enviados a una estación situada en el Cámbrico, hace millones de años, cuando la tierra era seca y la única vida se podía encontrar en los mares, sin posibilidad de salvación. Silverberg aprovecha para explorar la adaptación, y la psicosis, de esos presos en tan extraordinaria situación. Por lo visto luego adaptó el relato a la forma de novela, que quizá dé más detalles de ese mundo futuro tan intransigente con toda forma de disidencia política. El relato es bastante bueno, desde luego.

- Pasajeros. Otra de las cumbres de esta antología. Un breve relato en el que Silverberg se luce mostrando la confusión y desesperanza de una situación en la que en cualquier momento uno puede ser “poseído” y dejar de controlar libremente sus actos.

- Alas nocturnas. Uno de los más famosos del autor pero que deja con las ganas de leerse las dos continuaciones (que conforman el libro “Alas nocturnas”). Aún así presenta una situación de lo más atractiva, con una tierra venida a menos y de vuelta al pasado, una posible invasión, y una organización social, y racial, bastante curiosa. En medio, un típico personaje Silverberg que busca dar sentido a su existencia, tanto pasada como presente.

- Danza al sol. Espléndido relato, en el que lo experimental de los cambios de voz narrativa no hacen sino mejorar el resultado final. Un hombre, incapaz de olvidar el genocidio cometido sobre su pueblo, empieza a interesarse por la especie que está ayudando a eliminar, preparando un planeta para la llegada de colonos. El asunto le obsesiona hasta tal punto de alterar su sentido de la percepción de la realidad. Muy bueno.

- Buenas noticias del Vaticano. Relato humorístico que tiene como centro la elección del primer Papa robot. Como curiosidad no está mal pero es quizá el más flojo de todo el libro.

En conjunto es, ya digo, una recopilación de altísimo nivel, con unos cuentos formidables, en los que siempre podemos percibir los temas que preocupan a Silverberg en cuanto a psicología de personajes, confusión, desarraigo, redención, culpabilidad... que ya encontraba presente en las otras dos novelas suyas que he leído: la magistral “Muero por dentro” y la muy interesante “El hombre en el laberinto”. Todo narrado con un estilo crudo en ocasiones, sin recursos estilísticos sobrecargados, pero con cierta experimentalidad a la hora de plantear la narración, la estructura del relato, o las voces narrativas. En definitiva, muy recomendable.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Regreso

Pues sí, he vuelto. O eso espero, al menos. He tenido una época bastante (más de lo normal) dispersa y en la que me costaba muchísimo enfrentarme al teclado. Hasta para participar y comentar en los blogs ajenos, me suponía muchísimo esfuerzo, no sé por qué. El caso es que creo que necesitaba esta temporada de alejamiento internetil, en la que me he dedicado a trabajar, estar parado, disfrutar de mi nueva vida en soledad (los detalles mejor me los ahorro, que son demasiado lamentables) y, cómo no, desgraciar de fiesta.

Ahora espero centrarme por fin, sentar la cabeza y cuidarme, aunque sea un poco, aprovechar el interesante curso que empiezo mañana, estudiar todo lo que no he estudiado en los últimos años, aprovechar los puntuales curros de días sueltos que me puedan surgir... en fin, por pedir que no quede, lo mismo hasta me echo novia, quién sabe. El caso es que si me centro demasiado quizá vuelva a dejar desatendido este espacio, así que no sé yo si debería ser tan responsable. La verdad es que, aunque apático y alejado de esto, se sigue recordando con cariño, pues realmente me ha servido en todo este tiempo (en agosto hizo un año que lo abrí) para comunicarme con gente a la que aprecio, para aprender, para escribir un poquito mejor y para, claro, alimentar algo mi ego, que le gusta que le traten bien. Por todo ello debo dar gracias a todos aquellos más o menos habituales de por aquí y a todos los que hayan entrado de manera puntual. En serio, de verdad que se agradece.

Ahora espero encontrar temas que tratar. Tengo unos cuantos medio pensados de todo este periodo de silencio, pero no sé cuál me motivará a escribir. Quería hacerlo sobre "yo serví al rey de inglaterra", la película de Jiri Menzel basada en la obra de Hrabal. También sobre alguna película que vi en la seminci este año, como "la balada de narayama", de Shohei Imamura. O poner alguna partida o jugada mítica de ajedrez (sí amigos, el arduo camino al elitismo que me separe del vulgar populacho no debe ser detenido). O sobre alguno de los libros que he leído, que en estos meses han sido menos de los que me gustaría. La agradable sorpresa de "juventud sin dios" de Odon von Horvath, la semidecepción con "campo de concentración" de Thomas Disch, la maravilla que supone "bartleby el escribiente" de Melville, la frescura de la ironía y la mala leche de Vonnegut en "Cuna de gato", etc. O sobre el impresionante concierto de Porcupine Tree que vi hace unas semanas, demoledor.

También me gustaría resaltar dos cosas relacionadas con los blogs que suelo frecuentar. Una es la increíble entrada sobre ateísmo trascendental publicada por el incansable y hostigador knut hace un tiempo, completada por una magnífica sucesión de comentarios. Otra es el blog grupal sobre noticias escritas en clave de ciencia-ficción, extraños días distribuidos, que ha auspiciado noalaignorancia, un tipo que desde luego se mantiene despierto y activo y del que nuevamente digo que me suscita a la vez envidia y admiración.

Y para finalizar, y darle un poquillo de empaque a esta colección de divagaciones, me gustaría poner un texto que me encantó cuando se lo leí a Calvino en "si una noche de invierno un viajero". Me parece que representa muy bien lo que sentiría o querría hacer en el caso de lanzarme alguna vez a escribir algo:

"¡Qué bien escribiría si no existiera! ¡Si entre la hoja en blanco y la ebullición de palabras e historias que toman forma y se desvanecen sin que nadie las escriba no se metiera en medio ese incómodo diafragma que es mi persona! El estilo, el gusto, la filosofía personal, la subjetividad, la formación cultural, la experiencia vivida, la psicología, el talento, los trucos del oficio: todos los elementos que hacen que lo que escribo sea reconocible como mío, me parecen una jaula que limita mis posibilidades. Si fuera sólo una mano, una mano trunca que empuña una pluma y escribe... ¿Quién movería esa mano? ¿La anónima multitud? ¿El espíritu de los tiempos? ¿El inconsciente colectivo? No lo sé. No es para ser el portavoz de algo definible por lo que quisiera anularme a mí mismo. Sólo para transmitir lo escribible que espera ser escrito, lo narrable que nadie cuenta."

Y nada más. Muchas gracias de nuevo a todos por estar ahí. Nos leemos.

jueves, 31 de julio de 2008

Faemino y Cansado

Llevo mucho tiempo sin escribir nada, aún teniendo en mente alguna cosa, pero me faltaban tiempo y ganas para ponerme a ello. Se nota que el volver a trabajar me ha quitado parte de mi normalmente extensísimo tiempo de ocio, procrastinación y tocada de huevos en general. De lo que deduzco dos cosas, que no por ya sabidas dejan de ser menos ciertas:

a) soy un vago
b) no he nacido para trabajar

En fin, para que no se diga voy a lanzarme a comentar algo que lleva todo el mes rondándome. Y no es otra cosa que dedicar una entrada a Faemino y Cansado, los para mí mejores humoristas nacionales, no ya actuales, si no de la Historia (así, con Mayúscula). Y es que volví a verlos actuar en vivo el pasado 4 de julio, cuando trajeron a Valladolid su espectáculo. Los había visto hace 14 años, en plena fiebre de la reposición de su mítico programa “El orgullo del tercer mundo”, y guardaba recuerdos imborrables. No sabía si ahora me reiría tanto, si habrían perdido, si me desilusionaría... Pero qué va, la hora y media que nos ofrecieron fue antológica y ha dado, y dará, para grandes risas y recuerdos con los amigos. Una hora y media en la que básicamente repiten el mismo formato de siempre, con la misma introducción, mismo tipo de sketches, el qué va de Kierkegaard, el chiste sin gracia de arroyito y pozolón... pero que sigue haciendo que te partas de la risa. A veces son carcajadas espontáneas, a veces risas continuadas, a veces sonrisas esbozadas y miradas de incredulidad entre los amigos ante la gloriosa ida de pinza que se están montando. Muchas veces parece que están improvisando, que se les acaban de ocurrir las cosas, cuando en realidad son números que llevan mucha preparación detrás. Y es que es lo que tiene el humor absurdo y surrealista que ellos hacen, necesita una cuidada planificación, aunque a veces se nota que uno se desvía o se olvida de algo y saben corregirlo con gran maestría, la que les da tantos años sobre los escenarios. Y desbarran sobre cualquier tema, con una manera de hacer humor que contada a terceras personas no tiene mucha gracia pero que viéndoselo hacer a ellos es espectacular. Además de que es algo que me ha pasado con pocos humoristas, el que algo que te gustaba con 11-14 años, te siga haciendo tanta gracia, o más, muchos años después. Eso quiere decir algo, y sin duda bueno, sobre Faemino y Cansado.

Ahora mismo tampoco se me ocurre mucho más qué decir. Salvo que verles en directo, ahora mismo, es una de esas pequeñas grandes cosas que consiguen hacerle a uno completamente feliz.

Y que es una gozada poder decir en vivo, alto y claro, aquello de “¡qué va, qué va, qué va, yo leo a Kierkegaard!”.

Ahí van unos youtubes de regalo que he hecho en una búsqueda rápida:

Introducción




El arzobispo de España




Inserso Segovia




Tímido en el psiquiatra

martes, 24 de junio de 2008

Ucronías, guiños y autoreferencias en la cf

Según wikipedia, ucronía es “un subgénero de la ciencia ficción que también podría denominarse novela histórica alternativa, ya que se caracteriza porque la trama transcurre en un mundo desarrollado a partir de un punto en el pasado en el que algún acontecimiento sucedió de forma diferente a como lo ha hecho en realidad”. Se me ocurre que existen dos variantes fundamentales. Una es que esos acontecimientos de hecho sucedan de manera diferente, como que tal o cual ejército gane tal guerra, que parece el argumento más típico. Pero otra en que los acontecimientos suceden de manera diferente por la inclusión de elementos “externos” a la Historia, como pueden ser viajes en el tiempo, saltos tecnológicos adelantados a su época, o descubrimientos totalmente inventados (como es el antihielo en la novela homónima de Stephen Baxter).

No soy un especialista en este subgénero, he leído sólo unos pocos libros que se encuadren dentro, aunque quizá por haber leído algún otro relato, o haber leído opiniones sobre determinados libros, o quizá porque el concepto ucronía se ha normalizado y desarrollado en muy diferentes ámbitos ya, me resulta bastante familiar. Mi primera incursión, creo, fue con “La bola de fuego”, de John Christopher (autor al que le estaré eternamente agradecido por su “Trilogía de los trípodes”, que me medio inició en esto de la cf, y por otra trilogía postapocalíptica que escribió de la que no recuerdo el nombre, también publicada por Juvenil Alfaguara). En el libro dos jóvenes son transportados mediante un extraño fenómeno a un mundo paralelo en el que el ejército romano no perdió determinada batalla (siento no recordarlo) y por tanto el imperio romano se ha prolongado hasta el siglo XX, con el consiguiente atraso tecnológico. Curiosa como novela infantil, sin más. Creo que he leído alguna historia similar en esas edades pero no consigo recordarlo. Luego vendrían la ya mencionada “Antihielo”, de Baxter, una buena novela, con un aire totalmente Verne, y un viaje a la luna en pleno siglo XIX. También “El hombre en el castillo”, de Dick, esa excelente novela en la que EEUU perdió la segunda guerra mundial y donde los nazis conquistaron la costa este y los japoneses la oeste. O “El último día de la guerra” (The separation en el original), de Christopher Priest, donde parece ser que Inglaterra y Alemania firmaron la paz en 1941. Y digo parece ser porque, como es habitual en Priest, nada es lo que parece, y asistimos en su novela al habitual baile de percepciones y memorias contradictorias. Sigo pensando que me faltan libros por comentar pero nada, no me acuerdo. Desde luego no he leído algunas de las más reconocidas, como “El sueño de hierro” de Spinrad, donde Hitler acaba emigrado en EEUU y convertido en escritor de cf, o “Tiempos de arroz y sal”, de Kim Stanley Robinson, o “Pavana”, de Keith Roberts. Aunque, por lo que sé, casi es mejor que no me haya acercado a esta última novela, casi todo el mundo la considera un peñazo.

Todo esto viene a cuento de haberme leído “Páginas perdidas”, de Paul Di Filippo, que me ha prestado Amacaballo Fat, compañero de no-asistencia a clase en la facultad, contertulio de ocasionales charlas literarias alcohólicas desbocadas, y persona culta a pesar de sí misma en general. El libro es una conjunción de relatos ucrónicos en los que, desde los años veinte hasta los sesenta, se nos presentan una serie de pasados alternativos, todos ellos poblados por personajes reconocibles, la mayoría escritores de ciencia-ficción, y en los que predominan los guiños, teniendo cada relato un estilo diferenciable. El resultado es interesante. En estos relatos podemos ver a Kafka como un improbable superhéroe de los años 20; a Ana Frank como una estrella hollywoodiense, protagonista de El mago de Oz; a un Antoine de Saint-Exupery intentando reconstruir un mundo arrasado por una plaga mientras conoce a un pequeño (pero ya bastante alucinado) J G Ballard; a Heinlein como presidente de unos Estados Unidos en los que sólo los voluntarios y militares pueden votar; una historia distinta para la clásica revista de CF Astounding, en la que un cambio de Campbell hace que su línea editorial, y el futuro del mundo, cambien radicalmente; un anfetamínico y autodestructivo viaje en los que confluyen Kerouac, Burroughs y Cassady con los científicos Von Neumann y Feynmann, que acaban de reventar la banca en Las Vegas; un mundo inmerso en la tercera guerra mundial en los sesenta, en la que Thomas Pynchon va camino de un triple concierto en Hamburgo de Elvis, las Supremes y los Beatles; a Philip K Dick como un gris y triste dependiente desbordado por los acontecimientos; y a una James Tiptree Jr. directora de la CIA, con Ursula K Le Guin como ayudante, que, junto al hedonista director de una revista, Alfred Bester, contacta con una secta y su líder, Theodore Sturgeon, para hablar sobre visitas extraterrestres.

No sólo los nombres, todos los relatos están plagados de guiños y referencias a la historia, los autores, y sus obras. Este es su lado positivo. Resulta un conjunto de relatos original y muy divertido. Pero también es su lado negativo. Tanto guiño acaba pareciendo una mera suma de momentos de humor, de referencias puestas para que el lector habitual de cf disfrute (el no habitual quizá también, pero seguramente le encuentre menos gracia al asunto), pero que acaba dejando la sensación de que algunos relatos no tienen absolutamente nada de fondo. Quiero decir, a mí me hace gracia ver a Sturgeon como líder de una secta, donde Alfred Bester ve a un tipo con una pintura de tigre maorí en la cara, donde se habla de gestalt, de el amor es el plan, el plan es la muerte, de Tiptree, etc, etc. Soy consciente de que en toda ucronía uno de los “puntos obligados” a tratar es el de presentar a personajes y sitios conocidos con el lavado de cara que obligan las diferentes circunstancias, pero una sucesión de referencias y momentos humorísticos tampoco hace un relato con entidad, y me hace cuestionarme la necesidad de la mera acumulación de gags. De todos modos es un libro recomendable para todo aficionado a la cf, que seguro disfrutará, sobre todo por el sentido del humor de Di Filippo (con el que quizá yo no conecté todo lo que debiera), y porque sí que tiene algún relato y alguna idea notable.

martes, 10 de junio de 2008

Y, el último hombre

Serie de 60 números guionizada por Brian K. Vaughan y dibujada por Pia Guerra. El argumento es simple, y a la vez tremendamente sugerente. En unos instantes, al mismo tiempo en todo el planeta, muere todo ser viviente de género masculino. Los únicos sobrevivientes de este misterioso cataclismo sin igual son un joven, Yorick, y su mono Ampersand. La situación es absolutamente caótica (infinidad de industrias, vehículos y maquinaria dejaron de funcionar cuando todos los hombres murieron en el mismo instante) y en medio de ella Yorick intenta reencontrarse con su novia en Australia, desde la costa este de Estados Unidos, al mismo tiempo que trata de evitar que distintos grupos se apoderen de él para distintos intereses, entre los que se encuentra matarlo, por parte de un nuevo grupo autodenominado amazonas que creen que la plaga tuvo un origen divino y de castigo al hombre. Durante el viaje se sucederán las aventuras y los encuentros, casuales o no, que vayan enmarcando mejor la historia y las circunstancias de tan extraordinaria catástrofe, desde los detalles más singulares hasta los conflictos políticos más globales, resaltados en la puesta en marcha del nuevo congreso en estados unidos y en la misión de esa soldado israelí cegada por el deber. A la vez, diversos flashbacks ayudan a concretar mejor el pasado y la personalidad de los distintos protagonistas.

En general la serie mantiene un nivel alto, sobre todo en cuanto a capacidad adictiva. Al final quedan quizá demasiadas cosas sin explicar (aunque seguramente por voluntad expresa del autor), y todo se resuelve de manera algo apresurada y anticlimática, pese a algunos aciertos puntuales. Además no aprovecha toda la capacidad especulativa que la idea sugería, como podría ser el caos ecológico producido, con muchas razas de animales extinguidas en los primeros años después de la plaga, y, sobre todo, el científico y social. Hay apuntes, pero no termina de concretar. En realidad es una serie de aventura pura y dura, altamente disfrutable, basada también en unos cuantos cliffhangers realmente conseguidos, y en una historia muy atractiva a priori, desarrollada con algunos altibajos. El dibujo resulta funcional y discreto, nada del otro mundo. Lo que sí es de remarcar es el guión, con constantes guiños y referencias a la cultura popular, a la música, a la literatura y a la ciencia-ficción, y con momentos realmente divertidos. En definitiva, una serie bastante recomendable como entretenimiento puro y duro, del que se coge y no se suelta, no en vano me leí los primeros 56 números en tres días. Aseguro que engancha.

jueves, 5 de junio de 2008

Brillante weblog

El insigne Vincent Vega (conocido sobre todo en los foros de cine & tv de las páginas que frecuentábamos algunos de nosotros) ha tenido a bien concederme en su blog el Premio "Brillante Weblog". Hay que enlazar a quien te lo ha dado y de paso nombrar otros siete blogs que para ti sean especialmente importantes. Y avisar a esos siete para que continúen la cadena. Así que, tras agradecer a Vincent que se acordara de mí, me voy a lanzar a enumerar siete de los blogs que más visito y que me parecen destacables por alguna u otra razón (aunque sí, deberían ser más, pero para poner todos ya tengo los enlaces a mi derecha). Lo que no voy a hacer es ni avisar ni exigir que los "premiados" sigan con la cadena. Sólo si quieren o les apetece (si lo ven, claro, jejeje).

-Vagabundeo resplandeciente. Por la profundidad e interés de sus contenidos. Por el alto ritmo de actualización. Por lo bien que escribe.

-Un mundo muy zarro. Por la interesante mezcla de temas que plantea (pese a los periodos de inactividad jejeje) y porque se me hace muy cercana la manera en la que escribe y trata las cosas.

-La ira desde el Tercer Mundo. Por la visión de la realidad que presenta, una visión iracunda, sí, pero también profundamente humanista y comprometida. Porque envidio ese nivel de compromiso.

-La espiral tangencial. Por la trascendencia, el elitismo, la pedantería y la Ceja-Alzada. Por todo lo que se aprende leyéndole.

-La décima víctima. Por las interesantísimas disgresiones literarias y por el finísimo sentido del humor de su autor.

-El trasgu probabilista. Por la estupenda conjunción de temas, y el interés y el afán divulgativo por la ciencia.

-Búsqueda de hogar tras el bostezo. Por la estupenda colección de reseñas que está creando una de las personas gracias a la cual más he aprendido desde que me muevo por internet. Y porque siempre es un gustazo leerle.

Hay más, desde luego, algunos muy interesantes, y de nuevo remito a los enlaces en la sección "Más", a la derecha, pero hoy me apetecía resaltar estos.

lunes, 2 de junio de 2008

rage against the machine

Esta entrada debería estar dedicada globalmente al Electric Weekend, festival ubicado en Getafe al que he acudido este fin de semana. Y hablar sobre queens of the stone age, iggy pop, offspring, metallica, machine head, lluvia, muchedumbre, precios prohibitivos, alcohol, carpas de música y desfase, etc, etc. Pero no va a ser así. Porque todo palidece en mi recuerdo ante el pedazo concierto que dieron Rage against the machine y con el que por fin saldé una cuenta con mi pasado (que es una frase que queda así como muy impactante). Pelos como escarpias cuando los vi aparecer en fila en el escenario vestidos como los presos de Guantánamo (muy en la línea del grupo, claro), con el mono naranja y la capucha negra y cuando, con el disfraz todavía puesto, empiezan los acordes de Bombtrack. Y después, el delirio. Casi hora y media de continuos botes, frenesí, cánticos y felicidad absoluta. Qué grandes que fueron y qué grandes que siguen siendo. En directo sacan un sonido acojonante, clavando las canciones. Y aunque Morello sea un guitarrista pajero, nadie lo niega, hace unos efectos de caerte de espaldas y en concierto te repite unas movidas extrañísimas que suenan exactamente igual que en disco. El bajo de Timmy C que se te clava en el cerebro, la batería ultraefectiva de Brad Wilk y la voz rabiosa, las arengas, y los saltos de Zack de la Rocha. Todo eso y mucho más son rage against the machine, uno de los grupos que más he escuchado en mi vida y por los que siento devoción. Tengo todos sus discos originales, directos semioficiales, canciones raras en directo... el típico grupo con el que no eres objetivo y que todo lo que hacen te parece como mínimo muy bueno.

Y por fin los pude ver en directo. Tras clavarme la espina de no haber ido al Festimad 96 (tenía 16 años y nadie con quien ir) el viernes 30 de mayo pude sacármela y disfrutar de un concierto apabullante, que me dejó exhausto y con dolores de los que todavía no me he terminado de recuperar pero que recordaré toda la vida con una sensación de felicidad. Y es que no es sólo que se hayan juntado para dar unos conciertos, es que suenan exactamente igual de potentes que todos los vídeos que había visto suyos de hace años. Ya me da igual si sacan disco o no, sinceramente no me hace falta. Con verlos en directo me vale. Y ya me estoy planteando la posibilidad de irme a Lisboa en julio a repetir. Y es que el setlist acojona. Aunque no recuerdo el orden exacto (la emoción, se entiende), creo que no falta ninguna de las que tocaron:

de rage against the machine: bombtrack, killing in the name, bullet in the head, freedom y township rebellion cortadas y unidas; del Evil empire: people of the sun, bulls on parade, vietnow y tire me; del Battle of L.A.: testify, guerrilla radio, calm like a bomb, sleep now in the fire y war within a breath y del Renegades: renegades of funk. Añadido a que pusieron La internacional (también muy en su línea) cuando acabó Bombtrack y mientras se cambiaban para seguir con todo el concierto.

Podría empezar a reflexionar sobre toda la parafernalia política que les rodea, sus declaraciones, sus actos, su credibilidad, etc, etc. Pero no lo voy a hacer. No es el momento (ni el lugar jeje). De regalo, un vídeo:

lunes, 26 de mayo de 2008

Canción de hielo y fuego

A buenas horas, sí, pero ha sido hace un mes cuando he descubierto la saga de George R R Martin. Tenía comprado Juego de tronos desde hacía años, pero al ser una serie que iba a tardar tanto en publicarse entera me lo tomé con calma para empezar la lectura. Hasta que me regalaron Choque de reyes hace poco, de hecho. Total, que me puse a leer y... el resultado ha sido adicción total. Me compré Tormenta de espadas y Festín de cuervos, los siguientes, y me leí los cuatro al ritmo de uno por semana. Vamos, más o menos lo que temía me pasaría conociéndome un poco, tanto los gustos como la capacidad de enviciarme.

No voy a descubrir ahora nada sobre unos libros sobre los que se ha hablado tanto pero vamos, todo lo que se dice de ellos, tanto malo como bueno, es cierto. De hecho algunas de sus características en ocasiones son un pro y en otras un contra. El escribir cada capítulo desde el punto de vista de un personaje, y el que dicho capítulo sea generalmente no demasiado extenso, y finalice en muchas ocasiones con cliffhangers, hacen que la lectura sea ágil, entretenida, sorprendente y muy adictiva. Especialmente cuando además con el transcurso de los libros nos vemos obligados a cambiar de opinión respecto a algunos personajes.

Martin adorna su saga de un estupendo trasfondo, con multitud de referencias, leyendas, historias, anécdotas, que, aunque ocupen nada más que un párrafo, ayudan a que todo el mundo que ha creado cobre verdadera entidad. De hecho, el que muchas de las andanzas de los personajes que leemos no sean más que pequeñas historias dentro de una mucho más grande, apenas insinuada todavía, proporciona un cuidado equilibrio a la narración. Además muchos de los acontecimientos ocurren “off the record”, lo que también contribuye a la agilidad de la narración y no tengamos que leer sobre cada batalla, cada traición, o cada parlamento, si no cuando los personajes hablan de ello. Aunque también debo reconocer que en ocasiones este recurso no termina de funcionar, y si bien en ocasiones le da un trasfondo global mucho más fuerte, en otras parece que hurta hechos más esenciales y que merecían un apartado, sobre todo cuando en algunos capítulos se nos cuenta una historia en la que no suceden demasiadas cosas, con los personajes viajando o hablando.

Los personajes son otro de los puntos fuertes. En general están excelentemente construidos, con las suficientes aristas como para resultar creíbles, y con matices muy sorprendentes. Salvo el prototípico Jon Nieve y algún otro, todos sorprenden por lo elaborados que están. Y no sólo los principales, sino también los secundarios, baste recordar gente como Sandor Clegane, el Perro. Además, el poco cariño que Martin siente por sus personajes, haciéndoselo pasar realmente mal, mutilándolos, y matándolos cuando lo cree oportuno, hace que el lector se implique y disfrute todavía más de la historia, por mucho que algunas escenas duela leerlas (esa Boda Roja, impresionante). Y luego, encima, hábilmente, nos cambia el punto de vista que teníamos sobre un personaje, como ocurre por ejemplo con Jaime Lannister, que cada vez gana más enteros.

La historia no deja de ser un folletín en la que se recurren a todos los trucos narrativos posibles para enganchar y atrapar al espectador, con multitud de cliffhangers, giros en la trama, sorpresas, y mucha sangre y sexo. Pero qué demonios, funciona, y de vez en cuando apetece leer un entretenimiento adictivo de calidad como este. Ponerse a leer y dejar que pasen las horas sin que importe el mundo alrededor, sumergiéndose en un mundo muy bien recreado. Y perdonando los defectos, que también los tiene por supuesto. Alguno que ya he comentado como la manera de progresar la historia o de enterarnos de acontecimientos en ocasiones. Otros son capítulos o personajes más anodinos (en los primeros libros hay capítulos de Arya y Daenerys bastante prescindibles y alargados). En Festín de cuervos el fallo está en haber partido el libro y hurtarnos historias de personajes que aparecerán en el siguiente, pero a la vez introduciendo nuevos personajes e historias que, aunque algunas están bien, dispersan demasiado la trama y desenganchan al lector. Aparte de que, siendo como son tochos de 800 páginas, uno se da cuenta de que mirándolo como algo global, a veces resulta que en realidad no han pasado demasiadas cosas de las teóricamente importantes que tenían que pasar. Personalmente a mí también me cansaba a veces tanto nombre, tanto título y tanta bandera, estandarte, campo de gules, de sinope y de vete tú a saber qué más.

Pero bueno, como ya digo estoy totalmente enganchado así que tampoco me voy a cebar en estos aspectos. Ahora lo que me duele es tener que esperar tanto tiempo para terminar la saga, tras lo que he disfrutado leyéndolos durante cuatro semanas a cañón. Lo ideal sería esperar ahora hasta que se publicaran todos pero es tiempo y no sé si cuando tenga la oportunidad no querré abalanzarme sobre el siguiente, pese a que ahora en el cuarto haya pegado un bajón. Pero es que en los tres primeros se mantiene en un nivel estupendo, que para mí culmina en algunos de los mejores momentos de Tormenta de espadas y sus espectaculares capítulos finales.

En definitiva, una saga que no cambia la vida, algunas alabanzas que se leen por ahí son más que exageradas, un poco de ecuanimidad tampoco viene mal. ¡Pero joder lo que se disfruta!

martes, 6 de mayo de 2008

zug-zwang

En ajedrez zug-zwang es la expresión que se utiliza para denominar la situación en la que uno de los jugadores no tiene movimientos buenos posibles, haga el que haga le conducirá al desastre. El estudio que presentó N. Kralin en 1973 es muy instructivo al respecto, además de ofrecer otros apuntes interesantes.

Como se dice en el texto, las blancas tienen una pieza de más, pero las negras amenazan jaque y coronar enseguida. La primera parte de la partida es una buena muestra de la capacidad de sacrificio que deben tener siempre las piezas en apariencia más potentes.

1. Tg7 j., Rh8
2. Tg8j.!!, Rxg8
3. h7j., Rh8
4. Rh6!

Aprovechando la necesidad del rey negro de cubrir la casilla h8 para que el peón blanco no corone, y sacrificando una valiosa torre, se le ha construido una prisión de la que no puede salir mientras el rey blanco se ha salido de la posibilidad de recibir un jaque inmediato. A su vez, el jugador negro descubre la amenaza de mate en b2 con el alfil, con lo que no puede dejar de proteger su peón.


Ahora podemos observar una interesante lucha de tiempos en la que lo que condena a las negras es el hecho de mover primero:

4... a6
5. h3!, a5
6. h4, a4
7. h5

llegando a:

en la que las negras no tienen movimientos buenos posibles. Cualquier posición a la que muevan la torre, única pieza que pueden mover, hará que el alfil tome en b2 y provoque el mate. Están en zug-zwang. Interesante la observación de que, en la serie de movimientos anteriores, si las negras hubieran movido a5 su peón, las blancas deberían haber movido h4, no como antes, para así hacer que el último movimiento fuera suyo, y les tocara mover a las negras.

Lo que sigue es obvio e inevitable:

7... Tg1
8. Axb2j., Tg7
9. Axg7 mate

Realmente notable.

jueves, 17 de abril de 2008

Indoctrinario, Christopher Priest

Tenía Indoctrinario en la estantería desde hace unos cuatro o cinco años, y no exagero. Pero fui postergando la lectura, en parte porque no encontraba el momento, en parte porque no quería quedarme sin lecturas de Priest demasiado pronto, así que me dije “bueno, con calma, así dentro de un tiempo supondrá mayor sorpresa y alegría”. Sé que puede sonar raro pero uno tiene sus manías y lo mío con los libros de Priest llega a alcanzar cotas de veneración. De hecho todavía tengo otro libro suyo, La máquina espacial, sin leer, que supongo que le tocará el turno este año también. Luego, o consigo Sueño programado, con lo que habré leído todo lo que creo tiene traducido, o me pongo con las relecturas, de las cuales ya hice una de La afirmación y El prestigio hace un tiempo. Bueno, de todas todas me pondré con las relecturas, eso seguro, y poco a poco volveré a leerme todos sus libros. Pero con calma.

La verdad es que Indoctrinario, la primera novela de Christopher Priest, me ha resultado algo decepcionante. Se nota que es una novela primeriza y que el estilo no está todo lo desarrollado que debiera, con un toque narrativo que me ha hecho emparentarla enseguida con Fuga para una isla, aunque ésta estaba mejor redondeada. Además, y sé que esto puede sonar raro, es demasiado surrealista y lisérgica, y descompensada. Me encantan los trozos más alucinados, todo lo relacionado con esa misteriosa cárcel y los comportamientos extraños de sus habitantes, con Astourde y Musgrove a la cabeza. Consigue recrear una especie de “mal viaje” en el lector. Pero cuando progresa la trama y nos encontramos con el mundo futuro en Brasil la trama decae y no mantiene una cohesión. Aunque se nos dé una explicación para muchos acontecimientos de la primera parte la impresión general es la de algo deslavazado, y el personaje de Jexon no llega a tener una verdadera entidad y resulta demasiado oscuro.

Aún así, la trama progresa y llegamos a la parte final, en la que, como no podía ser de otra manera, Priest nos obsequia con un buen final, que también me ha dejado con la intriga. Porque al ser la trama algo oscura y enrevesada en determinados aspectos no se llega a apreciar muy bien cómo quiere enfocar el autor el final, si mediante los simples hechos que nos narra o mediante las investigaciones de Wentik, los efectos de las drogas, su supuesta inmunidad ahora perdida, las alucinaciones, etc. Y no hablo del típico final Priest, en el que nos deja descolocados pensando en puntos de vista, en la realidad, o en la subjetividad de la narración. Creo que este no está del todo redondeado ya que parece dar muchas pistas a lo largo de la narración de posibles causas para luego acabar con ese final supuestamente tan “lineal”. En todo caso, quizá en vez de un debe sea un mérito porque llevo un día y pico dándole vueltas e intentando encajar todo en mi cabeza. Lo que pasa que la impresión final es la que comentaba, descompensación entre las distintas partes de la novela y en la misma progresión de la trama. Aún así, como curiosidad para un fanático de Priest no está mal, y tiene partes ciertamente interesantes, sobre todo la primera, y un apunte de los temas que luego obsesionarán al autor (y al lector) en futuros libros.

Por cierto, un día que me encuentre con ganas prometo publicar lo que puede ser una chapa antológica sobre Priest y todos sus libros. Ahí queda eso.

miércoles, 9 de abril de 2008

El instante aleph

Greg Egan consigue en El instante aleph el más difícil todavía. Presenta un cóctel de ciencia, cyberpunk, reflexiones sociales, políticas, filosóficas, y metafísica, realmente explosivo y que llega a aturdir al lector. La historia, ambientada a mediados de siglo, en una sociedad totalmente biotecnificada, nos presenta a Andrew Worth, un periodista especializado en divulgación científica, que en primera persona nos cuenta su último trabajo, un documental llamado “adn basura”, y cómo, rechazando investigar una nueva enfermedad mental llamada Angustia, consigue que le envíen a cubrir un Congreso de físicos en la isla artificial de Anarkia, donde se presentarán algunas candidatas a la TOE, la Teoría del Todo tras la que tantos físicos andan. Las cosas se complican, hay muchos intereses de todo tipo detrás y las revelaciones se suceden hasta un epatante final.


La verdad es que Egan plantea tantos temas que se podría estar hablando días y días sobre ellos, y desarrollar extensísimos textos. De manera más breve apuntaré algunos de los que surgen. Está el peligro de, en una sociedad con una biotecnología tan avanzada, de crear auténticas élites, que alteren sus características genéticas de manera que sean inmunes a las enfermedades y contagios comunes, llegando a poder preparar sus propias armas biológicas. Es un tema que ya quedaba sugerido en el relato “El foso”, recogido en la excepcional recopilación que supone Axiomático. En el escalofriante primer capítulo asistimos a la posibilidad de que una ciencia ultratecnificada sea capaz de reanimar un cadáver, de, por unos segundos, volver a insuflar vida y recuperar una chispa de conciencia que permita hacer preguntas a la víctima sobre su propio asesinato. Como digo, escalofriante, pero muy interesante en cuanto a lo que plantea sobre conciencia e identidad.

En una sociedad en la que la red ha hecho que la gente abandone los centros humanos de las ciudades, que pasan a denominarse Las Ruinas, hay grupos de personas que reclaman su derecho a una protesta tanto activa como pasiva contra las tendencias dominantes. Así surgen, por ejemplo, los Autistas Voluntarios, que reclaman su derecho a extirparse una zona del cerebro y excluirse del común de las relaciones sociales, que consideran un lastre y algo en realidad artificial. Como medio de protesta ante los roles sexuales otra gente ha decidido tornarse ásex, y otras variantes, de manera que consiguen no tener un sexo definido, o no tenerlo en absoluto, extirpándose hasta la necesidad física del deseo (hecho que da lugar a todo un problema en la traducción, pues en castellano no existe género neutro -con el que se designa a los ásex- como en inglés. El resultado choca a la vista, pero no puedo más que compadecer al traductor que se haya visto en semejante embrollo). En todo el libro hay permanentes detalles que nos hablan de la presión que la sociedad ejerce en el individuo y la imperiosa necesidad que tiene este de marcar diferencias, de distanciarse, llegando a decisiones tan radicales como estas.

Egan nos habla de los peligros de una sociedad tan ultratecnificada, pero también de los peligros de las sectas y grupos radicales que se oponen al conocimiento científico, que no desean que todo sea revelado. Muestra también los prejuicios hacia la ciencia en ciertas partes del mundo considerándolo como algo occidental o propio del primer mundo, mientras la gente se encamina hacia una espiritualidad mal entendida. A la vez, las megacorporaciones son capaces de hacer y deshacer casi a voluntad, y el único atisbo de libertad parecer ser la isla de Anarkia (Stateless en el original, como me apuntó Noal), en la que todo parece funcionar casi a la perfección, sin grandes altercados, gracias, aparentemente a la buena voluntad de la gente. Y la isla se revela al final como perfecta metáfora de lo que Egan quiere mostrar con El instante aleph, que es ese momento en el que, formulada la tan esperada TOE, esta adquiera valor por sí misma, y llegue a reformular el universo. Resulta interesante toda la disquisición entre física y teoría de la información, creo que haría las delicias de un profesor de Física Estadística que tuve. Desde luego todo lo relacionado con Anarkia y la conciencia y convencimiento que mueve a la gente que la habita es una de las reflexiones más interesantes del libro. Y el clima mundial, y las distintas corrientes, tanto en cuanto a corrientes políticas, como las corporaciones, como las sectas y grupos de presión, están muy conseguidos.

También encontramos críticas al solipsismo más acérrimo, pues Egan pretende todo lo contrario, me atrevería a decir que este libro es totalmente gnóstico, si después de tanto oír sobre el tema he comprendido qué significa. Y más y más temas, todo adornado con un fondo científico muy fuerte, hasta llegar a ese espectacular y emotivísimo final, en el que, después de formulada la TOE, no sólo la verdad es revelada a Andrew Worth, si no que en cierta manera también al lector se le somete a una revelación. No digo más pero desde luego es un final que marca y que perdura.

Lo malo es que Egan hace el transcurrir del libro demasiado farragoso en ocasiones, con demasiadas referencias científicas, algunos saltos en la trama que no la terminan de ubicar en distopía cyberpunk, relato policial, análisis científico, político... Así que como conjunto flojea un poco y no ha llegado a gustarme tanto como Ciudad Permutación y Axiomático. Lo que pasa que tanta carga de temas de interés, y ese maravilloso final hacen de El instante aleph un libro muy, muy recomendable. Necesario, diría yo. Y un lujo sobre el que poder hablar largo y tendido, más allá de estas breves y dispersas líneas, si se tiene la suerte de poder comentarlo con algún otro lector, pues como creo que Egan mismo piensa, la experiencia solitaria no da sentido a la existencia total, es necesario compartirla, y crearla en conjunto.

jueves, 3 de abril de 2008

Las aventuras de Arthur Gordon Pym

A raíz de una entrada en el blog de avellanal, Vagabundeo resplandeciente, me hice el firme propósito de releer, cuanto antes mejor, la única novela que escribió Edgar Allan Poe, que recordaba de manera brumosa, marcada sobre todo por sus detalles más escabrosos, y que unas veces se titula como las aventuras, y otras como La narración de Arthur Gordon Pym.

En mi particular y subjetiva manera de ver las cosas tengo la sensación que este libro ha trascendido de alguna manera y pasado a convertirse en un icono, al menos a ciertos niveles, en un referente literario universal. O quizá sea esa nebulosa del recuerdo, lo que fue capaz de marcarme esta lectura de la que recordaba sensaciones con claridad pero no hechos concretos (lo que hizo que me pareciera reencontrarme con un viejo amigo largamente perdido al releer el nombre de Dirk Peters), el hecho de leerme con avidez después “La esfinge de los hielos”, la continuación que escribiera Julio Verne, que recuerdo interesante pero que le quitaba parte de la magia al original de Poe. O esas menciones posteriores de Lovecraft en uno de sus mejores relatos, “En las montañas de la locura”. Recuerdo hace muchos años comentar con mi hermano “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”, hablar sobre el impacto de las escenas más cruentas, indagar sobre los misterios de la novela y especular sobre su misterioso final, que hizo que me nombrara la novela de Verne. Y creo que es por eso que el libro de Poe ha trascendido, por su capacidad para atrapar y para sugerir, a tantos lectores, y escritores, a lo largo del tiempo. De alguna manera ha crecido aparte, se ha convertido en una historia hondamente arraigada en el subconsciente colectivo. Como muchas otras obras, desde luego, y también relatos de Poe, pienso en “El pozo y el péndulo”, o “Los crímenes de la calle Morgue”, por ejemplo, que forman parte de ese imaginario colectivo, se conozcan sus orígenes o no.

Y es que el libro es una gran obra en la que tenemos de todo un poco lo relacionado con aventuras marítimas. Naufragios, encierros, hambre, motines, luchas, tormentas, encuentros fantasmales, tiburones, sangre, supervivencia, decisiones cruentas, rescates, exploración, encuentros tribales, huidas, navegación a la deriva, misterios insondables... Poe nos hace saltar de una a otra con una facilidad pasmosa, ayudada por la fluida prosa en primera persona de quien nos narra la historia, el propio Arthur Gordon Pym, que nos cuenta, sin ahorrarnos detalles, todo lo relacionado con su largo periplo. Especialmente persistentes en la memoria se muestran los detalles del encuentro con el barco de los muertos y ese horrible momento en el que los cuatro supervivientes deben tomar la decisión de quién morirá para salvar a los demás. Y, por supuesto, ese misterioso final sobre el que tanto se ha escrito y que sigue mostrándose tan ambiguo y sugerente sin importar los años que pasen. Se conjuntan los detalles más mundanos, realistas, y macabros, con el misterio fantástico más nebuloso, las posibilidades sugeridas de grandes enigmas remotos.

Aún así, es un libro algo irregular, en el que hay partes con el ritmo algo descompensado con respecto a las demás, y algunos aspectos de la trama no acaban de encajar (¿qué demonios le pasa a Tigre, el perro de Pym?). Pero es un libro que merece la pena ser leído en algún momento de la vida, por toda esa magia que es capaz de crear y por toda esa influencia que se adivina sobre posteriores relatos de otros autores, ya sean marítimos, ya sean fantásticos. No es perfecto, pero es un “must read”, desde luego.

¡Tekeli-li, tekeli-li!

miércoles, 19 de marzo de 2008

Time



Ticking away the moments that make up a dull day
You fritter and waste the hours in an offhand way
Kicking around on a piece of ground in your home town
Waiting for someone or something to show you the way

Tired of lying in the sunshine
Staying home to watch the rain
And you are young and life is long
And there is time to kill today
And then one day you find
Ten years have got behind you
No one told you when to run
You missed the starting gun

And you run, and you run to catch up with the sun, but it's sinking
Racing around to come up behind you again
The sun is the same in a relative way, but you're older
Shorter of breath and one day closer to death

Every year is getting shorter
Never seem to find the time
Plans that either come to nought
Or half a page of scribbled lines
Hanging on in quiet desparation is the English way
The time is gone
The song is over
Thought I'd something more to say

Home, home again
I like to be here when I can
When I come home cold and tired
It's good to warm my bones beside the fire
Far away across the field
The tolling of the iron bell
Calls the faithful to their knees
To hear the softly spoken magic spells


Pink Floyd - The dark side of the moon

jueves, 13 de marzo de 2008

Bibliotecas

A raíz de un correo que mandó un amigo sobre el préstamo de pago en bibliotecas (para más información consultar noalprestamodepago) me he puesto a reflexionar sobre estos sitios y su influencia en mi vida y formación. Y resulta que no puedo concebir mi existencia sin ellas, que gracias a la visita a esos templos soy lo que soy, y que de algunas guardo un cariño especial, pues se convierten en mucho más que en un sitio al que ir a coger libros sin más. Ya no sólo por el intercambio de saber y experiencias que pueda darse, estoy pensando sobre todo en cuando era niño y acudía ilusionado e impaciente a por mi nueva dosis de libros, de aventuras, de nuevas vidas. Esto ha hecho que haya dejado una parte importante de mí en dichos sitios, y que todavía los recuerde (casi hasta poder olerlos) con mucho cariño.

Recuerdo las pequeñitas bibliotecas que teníamos en alguna clase del colegio, donde me surtí de libros de Gran Angular y El barco de Vapor, y algunos otros sobre historia. Recuerdo la biblioteca de la Casa Revilla a la que iba con mi hermano de criajo a leer comics de Spirou y Fantasio, o los de Tintín que no teníamos. Y donde a veces ponían películas en la sala de al lado, y aunque éramos pequeños nos colábamos. La impresión y el miedo que me causó de crío “La isla del doctor Moreau” no se me olvida, de hecho no he vuelto ni a ver la película ni a leer el libro.

Recuerdo, y todavía frecuento con asiduidad, la biblioteca pública de San Nicolás. Un auténtico pozo sin fondo en el que ya hace años sacábamos discos, películas y libros. Los primeros discos de Pearl Jam y Alice in chains que tuvimos los grabamos en cinta de los CDs de esa biblioteca. Y mi hermano sacaba también muchas películas. Recuerdo ver con 14 años, por ejemplo, Barry Lindon y Ran (que, esta última, me pareció un coñazo, he de reconocerlo. Suerte que luego la volví a ver y la aprecié mucho más) en lo que ahora parecen casi antediluvianas cintas de VHS. Y también libros, hasta ahora. Y cómics, como los de Calvin y Hobbes, que aunque me sepa de memoria no me resisto a hojear cada vez que paso por la estantería, y que debo acabar comprándome algún día. Sobre todo esta biblioteca ha tenido una parte fundamental en mi última explosión lectora, en la que me he abierto a todo tipo de temáticas. Y es que con ese fondo bibliográfico tan extenso que tienen he encontrado de todo: Camus, Hrabal, Dick, Capek, Silverberg, Dostoievski, Vonnegut, Priest, Calvino, Sturgeon, Buzzati, Céline, Baricco, Conrad, Kipling, Lowry, etc, etc. Sé que estos son nombres que deben figurar en cualquier biblioteca medianamente decente, pero realmente buscando cosas más desconocidas he podido comprobar lo bien surtida que está. Hasta el libro en la que está basada la película “Z”, de Costa-Gavras, he encontrado ahí.

Gracias a todas estas lecturas he desarrollado un criterio cada vez más independiente, una manera de pensar y de ver la vida más personal. Quizá lo habría hecho igual si todos esos libros me los hubiera comprado. De hecho sigo comprando muchos libros. Pero intento verlo desde el punto de vista romántico. Y es que hay algo especial en recorrer las estanterías de libros, en sentir la promesa de lo que está por venir, por sernos contado, y no sólo eso, en imaginar las vidas de gente que hay detrás de todos esos libros, de todos esos usos, de todas esas lecturas. Me gusta coger un libro en la biblioteca y que esté amarillento y manoseado, de alguna manera me hace sentir que es más libro. No entiendo a la gente que nunca presta sus libros. Entiendo el apego que se pueda tener y el no querer perderlos, por supuesto, hay gente que sabes que no te puedes fiar, pero aún así un libro está para ser leído, y una de las mayores fuentes de felicidad para mí es prestar libros, y oír la valoración posterior. Y si después de prestarlo varias veces el libro está gastado, hasta se pueden soltar algunas hojas, no me importa, al contrario, me alegro, siento que ha cumplido su cometido. Por otro lado he de reconocer que aunque me encante prestar me cuesta muchísimo desprenderme de ellos, y que adoro pasear los ojos por las estanterías y en un vistazo recibir de golpe cientos de experiencias, hacer un repaso a muchos años de mi vida, y volver a sentir lo que algunos libros excepcionales provocaron en mí.

Pero sigo hablando de los libros usados. No sé cómo explicar lo que sentí hace un par de años cuando, al empezar a leer Valis, me encontré una nota en la primera página, en rotulador rosa, que rezaba: “Yo ya hice mi Exégesis...”. El carácter mágico que adquirió esa lectura, a la que ya le tenía muchas ganas después de leer tanto sobre Dick a gente por todos nosotros conocida, gracias en parte a esa pequeña frase, es algo que no se me olvida. Otras veces hay anotaciones chorras, y subrayados superfluos. Pero otras, una frase, una palabra o frase subrayada, una sencilla marca, hacen que el libro cobre verdadera entidad ante nosotros, porque estás leyendo del mismo libro físico que a otras personas les ha servido antes.

Todo esto me viene desde que frecuentaba la biblioteca a la que más cariño guardo. Una pequeñita en el barrio Belén a la que empecé a ir con 8 añines, acompañado de mi abuelo, porque para ir había que atravesar un descampado oscuro y en casa les daba miedo que fuera solo. Recuerdo como si hubiera ido ayer aquel pasillito y aquella salita pequeña en la que estaba encajado aquel gran armario de madera, viejo, con cristaleras y puertas que abrían mal. Y aquella otra sala anexa en la que algunos años más tarde sobre mesas se pupitre pondrían más libros tras aumentar el fondo que tenían y algunas veces proyectarían películas. Y recuerdo los libros, viejos, gastados por el uso, pero que para mí se trataba de objetos reverenciables. Allí fue donde leí “El paquete parlante”, que me despertó el interés por la fantasía siendo un crío. Y donde luego leería “la trilogía de los trípodes” de John Christopher, o la trilogía de la tierra de Jordi Sierra i Fabra, que me despertaron el interés por la ciencia-ficción o muchos libros de Gran Angular, en especial recuerdo aquellos de William Camus como "Cheyennes 6112" o "un hueso en la autopista", o aquel entretenidísimo “Cruzada en jeans”. O aquella magnífica colección de Tus Libros de Anaya, donde leí por primera vez “La llamada de lo salvaje” de London, libro que no me cansaría de releer hasta los 14 años, hasta hacer mía la historia de Buck, y sentir muy mío también el miedo del hombre atrapado por los lobos en el relato que venía al final. Y recuerdo con devoción “los piratas de Malasia” y “los tigres de Mompracem”, de Salgari. No sé cuántas veces los cogería, aquella ediciones con ilustraciones, con hojas sueltas de tanto uso, pero sí sé que cada vez que me iba a casa con ellos llevaba una sonrisa que me aseguraba grandes aventuras, luchas, el filo de un kriss, venenos que simulaban la muerte, abordajes... Seguramente si lo hubiera leído en un flamante libro nuevo también habrían sido unas magníficas aventuras, pero quiero creer en el hecho de que el estar esos libros allí, esperándome en aquel antiguo armario, era lo que las hacía realmente especiales. Porque pocas veces he experimentado tanta “sed” como cuando iba con el corazón en vilo a aquella pequeña biblioteca, esperando a ver qué libros habría, cuales permanecían, cuales se habían llevado, pues había tan pocos libros y yo leía tanto que muchas veces me tocaba repetir. Allí donde leí también por primera vez “El señor de los anillos”, que de una forma brumosa entendía que debía ser algo como un pilar en mi experiencia lectora y que desde luego lo supuso (para bien o para mal jejeje). Y así decenas y decenas de libros, demasiados para mencionarlos a todos, unos más importantes otros menos, pero todos ellos parte de mí. Y yo parte de ellos.

Y cada vez que me acuerdo de aquella biblioteca no dejo de agradecer con todo mi corazón a aquellas chicas que llevaban aquella biblioteca durante unas horas, tres días a la semana, y que siempre tenían una sonrisa y un “¡Hola Alberto!” cada vez que un crío ingenuo e ilusionado aparecía junto a su abuelo para descubrir nuevos mundos y llevarse tres libros cada semana, que a los cuatro días ya se había devorado. Mundos que estaban esperando allí, pero que también habían sido los mundos de otras personas, que los habían hecho suyos, y que ha sido ahora, tras leer a gente como Hrabal, cuando realmente he sido consciente de todo lo que de verdad significa el hecho de leer, y de leer algo que han leído antes los demás, y de cómo esto te conecta a ti, a ellos, y al escritor, de una manera fundamental. Y muchas de estas cosas son en gran parte gracias a las bibliotecas, sin las cuales no digo que mi vida carecería de sentido, pero sí que hubiera sido muy diferente.

Como no podía ser de otra manera este texto (demasiado nostálgico, lo sé, pero es lo que hay) está en parte dedicado a Knut, que sé que comparte algunas de estas ideas, y gracias al cual yo he llegado también a alcanzar una cierta manera de pensar, a raíz de leer sus fervientes recomendaciones y sus reflexiones sobre los Otros, jejeje. Un abrazo.

lunes, 3 de marzo de 2008

The Mars Volta Experience

Apabullante el concierto que The Mars Volta dio en la sala Riviera en Madrid el viernes pasado. No tengo palabras para describir la experiencia que supone ver a estas bestias sobre el escenario. Una banda perfectamente conjuntada, con muchísima técnica y muchísima práctica detrás, de hecho creo que algunos de los despidos a lo largo de la historia de la banda era por "falta de compromiso", y es que las dos cabezas visibles del grupo, el guitarrista Omar Rodríguez López, y el cantante Cedric Bixler Zavala, imponen un ritmo y unos horarios de ensayo bastante draconianos. Claro, luego eso se nota en el delirio que liberan al tocar en vivo. Una banda con ocho componentes: cantante, guitarrista, batería (vaya bestia, por cierto), teclista y efectos de sonido, otro guitarrista, bajista, percusionista, y un último componente que tanto toca el saxofón como el clarinete como las maracas como más percusión. Repito, todos ellos perfectamente cohesionados haciendo un sonido que he descrito más o menos como una mezcla entre un rock progresivo experimental, con influencias latinas a lo Santana de la primera época, toques de free jazz, algún toque hardcore punkarra reminiscencia de su anterior grupo At The Drive-In, pasajes ambientales marcianos, todo ello agitado con sus buenas dosis de drogas alucinógenas y servido bastante acelerado. Y quizá aún esté muy lejos de poder explicar bien qué es el sonido Mars Volta, pues realmente es algo único y que está al alcance de muy pocas bandas.

También es cierto que la densidad de su propuesta puede aburrir fácilmente, y conducir al odio con facilidad. La verdad que a veces su tendencia a meter ruidos, distorsiones y pasajes ambientales en sus discos resulta algo incomprensible, y los hace innecesariamente densos en ocasiones. De hecho, con cuatro discos ya en el mercado, más un ep, no han vuelto a superar el nivel de los dos primeros: De-loused in the comatorium y Frances the mute. Lo que pasa que en directo sí que lo consiguen, y sus últimas composiciones suenan arrolladoras. Además de que hacen conciertos a la vieja usanza, como en los setenta, casi tres horas ininterrumpidas dándolo todo ante una audiencia entregada. Del concierto en sí tampoco puedo decir mucho más, no sabría bien que decir, salvo que si vuelven por aquí, no me los pierdo. Así que cuelgo unos cuantos videos suyos que he encontrado por youtube.

The widow - bellísima canción del Frances the mute




Roulette dares - una muestra de lo que daban en directo hace ya unos años.



This aparatus must be unearthed - delirio en vivo



Drunkship of lanterns - de una actuación antigua, pero una de las mejores canciones del De-loused in the comatorium, y uno de los climax en el pasado concierto



Goliath - del último disco, The bedlam in Goliath, en directo para la mtv, en dos partes





Wax simulacra - también del último disco, en el mismo directo



Y todo esto, ni siquiera la escucha de los discos, puede explicar lo que se siente al verlos en directo. Algo histórico, especial, la sensación de no estar ante un simple concierto de rock sino ante algo más, un acontecimiento proporcionado por una banda única que dejará un recuerdo imborrable.

miércoles, 20 de febrero de 2008

Pozos de ambición (There will be blood), Paul Thomas Anderson

Ambición es algo que le va muy bien a esta película. Porque es eso, ambiciosa. Y pretenciosa. Y, finalmente, fallida. Empieza muy bien, con una música desasosegante y un primer cuarto de hora cuasidocumental, sin diálogos, en los que se nos muestra cómo es la dura vida de los extractores de petróleo en el oeste de los Estados Unidos a principios del siglo XX. Son pioneros, gente hecha a sí misma, en busca de un ocasional golpe de suerte y la riqueza. Luego, la película se centra completamente en la vida de Daniel Plainview, uno de esos extractores, y su afán por hacerse con las tierras de una comunidad en la que la principal oposición será la llamada Iglesia de la Tercera Revelación, liderada por un peculiar predicador, en el año 1912.


Pese a contar con momentos grandiosos, la película poco a poco se va transformando en algo plúmbeo, ampuloso, en la que Daniel Day Lewis es el centro absoluto, en ocasiones para bien, desde luego es un gran actor y tiene momentos de una brillantez desmesurada, pero en muchas otras para mal, está demasiado forzado, histriónico en momentos, muy contenido en otros, siempre abusando de gestos de mandíbula y cejas, en la mejor tradición del Bill Cutting de Gangs of New York. Conforme avanza la película, y el personaje cae en el fondo de sus miserias todo ese lenguaje gestual (que está muy logrado, hay que reconocerlo) va aumentando, hasta llegar a un final en la que Lewis, en vez de conseguir una última escena llena de fuerza y dramatismo, nos obsequia con una especie de pantomima pasada de rosca. Y es una pena porque realmente hace un trabajo encomiable, pero peca de excesivo. La historia tampoco requería un personaje tan extremo. Eso sí, hay escenas en las que está descomunal, como la de la playa entre los hermanos, o toda la del incendio del pozo, que es una maravilla hipnótica, espléndidamente rodada y remarcada por esa extraña música que jalona casi toda la película. En ese sentido merece la pena ver la película por estas y otras escenas en las que Anderson muestra su buen hacer.

Lo que pasa que como conjunto There will be blood falla estrepitosamente. La mezcla de la historia del hijo y de su accidente, la de los hermanos, la de los petroleros y del ferrocarril, la de la iglesia y el predicador, y algunas de las adyacentes, no resulta en nada cohesionado, con una progresión y una lógica interna bien definidas. En este sentido es reveladora la escena del enfrentamiento de Plainview con los petroleros del ferrocarril en el bar. Gratuita y que tampoco viene a cuento merced a lo que se nos ha contado. Y, nuevamente, con un Day Lewis demasiado exagerado. Aparte de que algunos saltos temporales, el último más que nada, son forzados y rompen aún más el ritmo, que de por sí es lento y contemplativo. Que por supuesto no es algo negativo porque sí, pero en este caso revisten a la película de una aridez innecesaria. Creo que el defecto viene del guión, que no está todo lo bien desarrollado que debiera para dotar de solidez a la historia y a los personajes, sobre todo al de Plainview, que pese a resultar tan importante en la trama cojea en algunos aspectos. Igual que al final el personaje del predicador, quizá ahí se cortó algo la trama por necesidades de producción, pero resulta muy brusco el salto temporal y su historia queda también desdibujada, aunque aún así proporciona algunas de las mejores escenas.



Espléndida fotografía, una música extraña y arriesgada pero muy sugerente, una buena dirección, buenas interpretaciones en general, pero una historia sin garra, mal desarrollada, y una abominación de traducción del título original, que transforma una ominosa aseveración en un especie de augurio de dramón folletinesco. Una pena por las altas expectativas creadas. Eso sí, me huelo que luego salga una versión extendida con un montaje especial con 40 o 60 minutos más. El que lo árido se convierta en insoportable o cobre un sentido y se transforme en una buena, o gran, obra sólo lo sabremos entonces. Hasta ese momento, si se produce, nos queda una película con muchas pretensiones y aciertos puntuales, pero fallida. Siguiendo con la moda de dar puntuaciones: 5,5.

viernes, 1 de febrero de 2008

Yo que he servido al rey de Inglaterra, Bohumil Hrabal

O de cómo lo increíble se hizo realidad.

"Hablaba confusamente en la taberna sobre el otro lado de la belleza, que esa hermosa hogaza de paisaje está en relación con el amor que uno sepa profesar también a todo lo que es desagradable, solitario, amar el paisaje con esas horas, días y semanas de lluvia, de un anochecer temprano, cuando uno está sentado junto a la estufa y piensa que son las diez de la noche y en realidad tan sólo las seis y media, amar el hecho de que uno se pone a hablar consigo mismo, que le habla al caballito, al perro, a la gata y a la cabra, pero que, ante todo, prefiere hablar consigo mismo, al principio en voz baja, como si estuviera en el cine, dejar transcurrir las imágenes del pasado por el recuerdo, pero luego, igual que yo, empezar a dirigirse a uno mismo, a darse consejos, a hacerse preguntas, a interrogarse a uno mismo y querer saber de sí mismo lo más secreto, a presentar cargos contra uno mismo, como si fuera el fiscal, y defenderse, y así, alternativamente, llegar a través del discurso con uno mismo hacia el sentido de la vida, no hacia lo que fue y pasó hace tiempo, sino hacia delante, cuál era el significado de ese camino que ya había hecho y el del que le quedaba por desandar y si aún queda tiempo de alcanzar a través del pensamiento una calma tal que le proteja a uno contra el deseo de escapar a la soledad, de escapar a las preguntas fundamentales, para las que un hombre debe tener fuerza y valor suficientes... Y entonces yo, un peón caminero, sentado cada sábado hasta avanzada la noche en la taberna, cuanto más tiempo pasaba allí sentado y más me entregaba a la gente tanto más pensaba en el caballito que estaba delante de la taberna, en la chispeante soledad de ese nuevo hogar mío, veía cómo todas las personas me oscurecían aquello que quería ver y saber, que todos únicamente se divertían, como antaño me solía divertir yo, cómo todos posponen aquello sobre lo que un día tienen que preguntarse, si tendrán la suerte de tener, antes de morir, el tiempo suficiente... en realidad en esa cervecería yo siempre había verificado que el fundamento de la vida consiste en preguntarse sobre la muerte, cómo me iba a comportar cuando llegue mi hora, que en realidad la muerte, no, el preguntarse a uno mismo es un discurso enfocado a través del prisma del infinito y la eternidad, que el hecho de pensar en la muerte es el comienzo de un pensamiento hermoso y acerca de lo hermoso, pues saborear el sin sentido de ese camino propio, que de todas maneras termina con una marcha prematura, ese deleite y vivencia de la propia aniquilación, eso llena al hombre de amargura y, en consecuencia, de belleza. Para entonces ya era el hazmerreír de toda la cervecería, así que me permitía preguntarle a cada parroquiano: ¿dónde quisiera ser enterrado?, y todos ellos se llevaban primero un buen susto, pero luego se reían hasta saltárseles las lágrimas y en reciprocidad me preguntaban a mí dónde quisiera ser enterrado yo, si tuviese la suerte y me encontrasen a tiempo, pues al penúltimo peón caminero lo encontraron entrada ya la primavera y estaba todo devorado por las musarañas, los ratones y los zorros, de modo que enterraron sólo un manojo de huesos, lo mismo que un manojo de espárragos o de huesos para caldo. Y yo de buena gana les hablaba acerca de mi tumba, que si se daba el caso y moría aquí y si enterrasen al menos un hueso mío no roído, el cráneo, quisiera ser enterrado en ese cementerio que está en la cima de la colina, que quisiera ser enterrado en la cuerda misma de ese cementerio, que deseo que mi ataúd, sobre esa línea divisoria, se parta con el tiempo, que aquello que quede de mí vaya bajando con la lluvia a los dos lados del mundo, que una parte de mí el agua la lleve hacia los arroyos de Bohemia, y la otra parte allá al otro lado de los alambres de espino de la frontera, hacia los arroyos que fluyen al Danubio, que, en consecuencia, deseo ser ciudadano del mundo incluso después de la muerte, para llegar por el Vltava y el Elba hacia el mar del Norte y, con la otra mitad, por el Danubio hacia el mar Negro y desde los dos mares fluir hacia el océano Atlántico..."

Me faltan las palabras para hablar de Hrabal. Me faltan y a la vez me sobran, pues tengo la sensación de que podría estar hablando y hablando sobre él y no acercarme a lo que de verdad quiero decir. Hrabal es Literatura, es Vida, es Belleza, es Humanidad en estado puro y a través de sus escritos, contados siempre desde ese punto de vista entre ingenuo, admirado, nostálgico y estúpido, recompensa al lector con una experiencia única, capaz de agitar y mover hasta los resortes más escondidos. Y así uno se conmueve con las vivencias de este camarero que una vez llegó a servir al emperador de Abisinia, y hace suyos su manera de ver y vivir el mundo, la Checoslovaquia de la república, la de los nazis, y la comunista. Todo siempre contado a través de detalles, Hrabal siempre se fija en lo pequeño, en lo aparentemente intrascendente, en lo bello, para crear magia con las palabras, enlazando frases que te arrastran y no te sueltan hasta que sientes que, como él, lo ves todo a través del prisma del infinito y la eternidad.

viernes, 25 de enero de 2008

Axiomático, Greg Egan

Mi única incursión con Egan hasta ahora había sido con Ciudad Permutación, fantástica ida de pinza en torno al mundo de las realidades virtuales, la identidad y la consciencia. Era difícil pero Axiomático ha conseguido superar el gran sabor de boca que me dejó ese libro. Porque es una grandiosa colección de relatos, 18, que ahondan, siempre desde una perspectiva hard -no en vano Egan es matemático y programador informático-, en todo tipo de temas que puedan provocar vértigo existencial al lector y dejarle en un estado alterado y reflexivo a partes iguales. Una auténtica maravilla que hay que paladear poco a poco, relato a relato.

El asesino infinito – Alucinada historia en torno a mundos paralelos e infinitos y las vorágines entre ellos. Cómo no engancharse cuando al principio se puede leer algo como:

"Hay algo que jamás cambia: cuando un yonqui mutante puesto de S empieza a revolver la realidad, siempre es a mí a quien envían a la vorágine para arreglar el embrollo.

¿Por qué? Me dicen que soy estable. De fiar. De confianza. Después de cada interrogatorio tras la misión, los psicólogos de La Empresa (en cada ocasión completos desconocidos) agitan la cabeza asombrados de lo que indican los instrumentos, y me dicen que soy exactamente la misma persona que yo era cuando fui a la misión.

El número de mundos paralelos es innumerablemente infinito –infinito como los números reales, no simplemente como los enteros- lo que dificulta las cuantificaciones sin el uso de complejas definiciones matemáticas, pero en general, parece que soy extrañamente invariante: más similar de un mundo a otro que la mayoría de la gente. ¿Cómo de similar? Lo suficiente para ser útil. Lo suficiente para cumplir con el trabajo."

El diario de cien-años-luz – Gran reflexión en torno a la predestinación y el libre albedrío cuando podemos conocer, de nuestra propia mano, nuestro yo futuro, lo que vamos a hacer a lo largo de nuestra vida.

Eugene – Especulación sobre la posibilidad de elegir genéticamente las características de los hijos y, en caso de llegar a querer seres netamente superiores, qué es lo que una mente de esas características querría o necesitaría.

La caricia – Desasosegante y perturbador relato a vueltas con la ingeniería genética, la locura y una particular visión del arte.

Hermanas de sangre – No es de los mejores del libro aunque sigue manteniendo un buen nivel. Grandes corporaciones, mentiras, enfermedades terminales, gemelos, identidad y autoafirmación.

Axiomático – Interesante relato, con una venganza como telón de fondo, sobre implantes neuronales que provocan cambios en las creencias íntimas de la persona, de tal manera que lo artificial pasa a ser real e indudable para uno mismo.

La caja de seguridad – Espléndida historia, muy bien desarrollada, sobre una persona que se despierta cada día en el cuerpo de otra persona diferente (aunque repite portadores a veces a lo largo del tiempo), con las dificultades que eso conlleva a la hora de tener una identidad propia. Más que la resolución del relato importa cómo en pocas páginas Egan consigue hacer creíble y meternos de lleno en la situación.

Ver – Interesante, con más fondo psicológico del que parece, sobre experiencias extracorpóreas de un paciente que, pese a estar curado, sólo es capaz de ver como si estuviera a dos metros por encima de su cabeza mirando al suelo, a pesar de que su cuerpo sigue sintiendo de la manera habitual.

Un secuestro – Otro de los mejores. Un rapto y, de fondo, el mismo ambiente que en Ciudad Permutación, para una espléndida reflexión sobre personalidad, identidad, y percepción de la realidad.

Aprendiendo a ser yo – “Tenía seis años cuando mis padres me contaron que había una oscura joya dentro de mi cráneo, aprendiendo a ser yo”. Muy bueno.

El foso – Muy interesante y con un final que percute. De nuevo alteraciones genéticas y la xenofobia y el aislacionismo como problema muy real.

El paseo – Otro de mis favoritos. Dos personas, un bosque, una pistola, un paseo del que sólo uno volverá. Pero es que el final del relato es de los que se recuerda. Además no podía evitar visualizarlo con imágenes de “Muerte entre las flores”, de los Coen. Imprescindible.

La ricura – Relato que nos habla sobre las fronteras de lo que es humano o no y la ética propia. Un hombre desea a toda costa tener un hijo. El resultado...

Hacia la oscuridad – Es imposible no disfrutar de este relato. Es raro, es paranoico y alucinado, sí, pero atrapa irremediablemente. Un Acceso que surge en medio de la ciudad y en el que unos corredores deben meterse para salvar a la gente que ha quedado en medio antes de que desaparezca. Un Acceso con unas condiciones físicas muy especiales. Para amantes del hard, sin duda.

Amor apropiado – ¿qué harías y qué no harías por salvar a tu pareja tras un terrible accidente, cuando necesita un cuerpo nuevo y un huésped para su cerebro en coma hasta que lo tenga disponible? ¿Cómo te dejaría la experiencia luego?

El virólogo virtuoso – Un fanático que se cree enviado de Dios crea un virus altamente eficaz para eliminar el “vicio”. Ante los resultados su interpretación de los hechos está bastante acorde con su iluminada mente.

Cercanía – Recupera el universo de “Aprendiendo a ser yo” para hablarnos sobre las ganas de conocer cómo es realmente otra persona, de explorar su mente totalmente, de llegar a ser esa persona, y las consecuencias que ello tiene.

Órbitas inestables en el espacio de las mentiras – Último relato y otra genialidad. Me gustó especialmente por algunos detalles físicos sobre atractores que salen en el relato, aunque no es en absoluto demasiado hard. Un mundo en el que la población se distribuye por fe, por creencias, creando atractores de los que nadie sale, salvo unos pocos que se mueven por los bordes de las distintas cuencas y todavía se mantienen libres. Muy bueno.

Puede que Egan no sea el mejor escritor del mundo, eso es cierto, pero puebla sus relatos de tantas ideas, hay tanto que pensar, provoca tantas sensaciones, que se le perdona con facilidad. Hay muchísimo dentro de estas 18 historias. Y ha conseguido que dos libros tan buenos, con algunos relatos magistrales, como Ven y enloquece y Luna de miel en el infierno y otras historias de marcianos, de Fredric Brown, leídos justo antes, queden empequeñecidos ante este Axiomático. Para mí, imprescindible.