viernes, 25 de enero de 2008

Axiomático, Greg Egan

Mi única incursión con Egan hasta ahora había sido con Ciudad Permutación, fantástica ida de pinza en torno al mundo de las realidades virtuales, la identidad y la consciencia. Era difícil pero Axiomático ha conseguido superar el gran sabor de boca que me dejó ese libro. Porque es una grandiosa colección de relatos, 18, que ahondan, siempre desde una perspectiva hard -no en vano Egan es matemático y programador informático-, en todo tipo de temas que puedan provocar vértigo existencial al lector y dejarle en un estado alterado y reflexivo a partes iguales. Una auténtica maravilla que hay que paladear poco a poco, relato a relato.

El asesino infinito – Alucinada historia en torno a mundos paralelos e infinitos y las vorágines entre ellos. Cómo no engancharse cuando al principio se puede leer algo como:

"Hay algo que jamás cambia: cuando un yonqui mutante puesto de S empieza a revolver la realidad, siempre es a mí a quien envían a la vorágine para arreglar el embrollo.

¿Por qué? Me dicen que soy estable. De fiar. De confianza. Después de cada interrogatorio tras la misión, los psicólogos de La Empresa (en cada ocasión completos desconocidos) agitan la cabeza asombrados de lo que indican los instrumentos, y me dicen que soy exactamente la misma persona que yo era cuando fui a la misión.

El número de mundos paralelos es innumerablemente infinito –infinito como los números reales, no simplemente como los enteros- lo que dificulta las cuantificaciones sin el uso de complejas definiciones matemáticas, pero en general, parece que soy extrañamente invariante: más similar de un mundo a otro que la mayoría de la gente. ¿Cómo de similar? Lo suficiente para ser útil. Lo suficiente para cumplir con el trabajo."

El diario de cien-años-luz – Gran reflexión en torno a la predestinación y el libre albedrío cuando podemos conocer, de nuestra propia mano, nuestro yo futuro, lo que vamos a hacer a lo largo de nuestra vida.

Eugene – Especulación sobre la posibilidad de elegir genéticamente las características de los hijos y, en caso de llegar a querer seres netamente superiores, qué es lo que una mente de esas características querría o necesitaría.

La caricia – Desasosegante y perturbador relato a vueltas con la ingeniería genética, la locura y una particular visión del arte.

Hermanas de sangre – No es de los mejores del libro aunque sigue manteniendo un buen nivel. Grandes corporaciones, mentiras, enfermedades terminales, gemelos, identidad y autoafirmación.

Axiomático – Interesante relato, con una venganza como telón de fondo, sobre implantes neuronales que provocan cambios en las creencias íntimas de la persona, de tal manera que lo artificial pasa a ser real e indudable para uno mismo.

La caja de seguridad – Espléndida historia, muy bien desarrollada, sobre una persona que se despierta cada día en el cuerpo de otra persona diferente (aunque repite portadores a veces a lo largo del tiempo), con las dificultades que eso conlleva a la hora de tener una identidad propia. Más que la resolución del relato importa cómo en pocas páginas Egan consigue hacer creíble y meternos de lleno en la situación.

Ver – Interesante, con más fondo psicológico del que parece, sobre experiencias extracorpóreas de un paciente que, pese a estar curado, sólo es capaz de ver como si estuviera a dos metros por encima de su cabeza mirando al suelo, a pesar de que su cuerpo sigue sintiendo de la manera habitual.

Un secuestro – Otro de los mejores. Un rapto y, de fondo, el mismo ambiente que en Ciudad Permutación, para una espléndida reflexión sobre personalidad, identidad, y percepción de la realidad.

Aprendiendo a ser yo – “Tenía seis años cuando mis padres me contaron que había una oscura joya dentro de mi cráneo, aprendiendo a ser yo”. Muy bueno.

El foso – Muy interesante y con un final que percute. De nuevo alteraciones genéticas y la xenofobia y el aislacionismo como problema muy real.

El paseo – Otro de mis favoritos. Dos personas, un bosque, una pistola, un paseo del que sólo uno volverá. Pero es que el final del relato es de los que se recuerda. Además no podía evitar visualizarlo con imágenes de “Muerte entre las flores”, de los Coen. Imprescindible.

La ricura – Relato que nos habla sobre las fronteras de lo que es humano o no y la ética propia. Un hombre desea a toda costa tener un hijo. El resultado...

Hacia la oscuridad – Es imposible no disfrutar de este relato. Es raro, es paranoico y alucinado, sí, pero atrapa irremediablemente. Un Acceso que surge en medio de la ciudad y en el que unos corredores deben meterse para salvar a la gente que ha quedado en medio antes de que desaparezca. Un Acceso con unas condiciones físicas muy especiales. Para amantes del hard, sin duda.

Amor apropiado – ¿qué harías y qué no harías por salvar a tu pareja tras un terrible accidente, cuando necesita un cuerpo nuevo y un huésped para su cerebro en coma hasta que lo tenga disponible? ¿Cómo te dejaría la experiencia luego?

El virólogo virtuoso – Un fanático que se cree enviado de Dios crea un virus altamente eficaz para eliminar el “vicio”. Ante los resultados su interpretación de los hechos está bastante acorde con su iluminada mente.

Cercanía – Recupera el universo de “Aprendiendo a ser yo” para hablarnos sobre las ganas de conocer cómo es realmente otra persona, de explorar su mente totalmente, de llegar a ser esa persona, y las consecuencias que ello tiene.

Órbitas inestables en el espacio de las mentiras – Último relato y otra genialidad. Me gustó especialmente por algunos detalles físicos sobre atractores que salen en el relato, aunque no es en absoluto demasiado hard. Un mundo en el que la población se distribuye por fe, por creencias, creando atractores de los que nadie sale, salvo unos pocos que se mueven por los bordes de las distintas cuencas y todavía se mantienen libres. Muy bueno.

Puede que Egan no sea el mejor escritor del mundo, eso es cierto, pero puebla sus relatos de tantas ideas, hay tanto que pensar, provoca tantas sensaciones, que se le perdona con facilidad. Hay muchísimo dentro de estas 18 historias. Y ha conseguido que dos libros tan buenos, con algunos relatos magistrales, como Ven y enloquece y Luna de miel en el infierno y otras historias de marcianos, de Fredric Brown, leídos justo antes, queden empequeñecidos ante este Axiomático. Para mí, imprescindible.

5 comentarios:

diego u. dijo...

parece la crema el librito, la identidad y... la sombra de K dick es alargada

saludos

padawan dijo...

siempre le he tenido ganas a Egan, pero mirando en la base de datos veo que no lo tienen en mi biblioteca :s

Knut dijo...

Egan es frío como el hielo, sus personajes son incapaces de sugerir empatía y su prosa es tan lírica como pueda serlo la de Asimov.

Y aún así pocas veces me he emocionado tanto con la cifi como con él. Sólo Dick y Lem me han dado lo mismo. Esa sensación de maravilla no por lo que me hacen soñar sino por el juego intelectual, bordeando siempre lo ontológíco épico. Con el Instante Aleph lloré como un niño chico, esa novela contiene en su final practicamente lo más esencial de mi credo.

Axiomático es el único libro que he leido, trabajosamente, en inglés.

Y es cierto que la sombra de Dick está presente, hay relatos en esta antología que son claros deudores del Maestro. Pero el atractivo de uno y otro es diferente, Egan sostiene siempre una mirada racional de la que Dick carece y aunque algunos de sus temas son recurrentes en ambos no así el desarrollo y el contenido.

Ojalá fuera un autor más literario, seguramente su obra en ese caso trascendería con mucho al género y probablemente temáticamente sería más rico. Pero qué quereis que os diga, me importa tres cojones. Cuando leo a Egan tengo la sensación continua de estar leyendo Ciencia Ficción, no digo con esto Verdadera Cifi, no voy a tanto, simplemente la certeza de que lo que estoy leyendo no es aventura, no es simplemente entretenimiento, joer, es Cifi. Ontoepisteme narrativa, uno de los placeres mortales más exquisitos y hermosos que conozco.

Si Egan fuera capaz de dar empatía se llamaría Alan Moore y sería Dios.

Jejeje

Anónimo dijo...

Ah, si toda la ciencia ficción fuese como la de Egan. Esta antología es de lo mejor que uno puede encontrarse en toda la historia del género, junto con cosas como los cuentos de Brown que también citas.

Lo más inquietante de algunos cuentos es que cosas como las que se narran podrían pasar en un futuro no muy lejano.

El Doc 9 dijo...

muy bueno, para Apuntar como otros temas, abrazo de gol