A raíz de una entrada en el blog de avellanal, Vagabundeo resplandeciente, me hice el firme propósito de releer, cuanto antes mejor, la única novela que escribió Edgar Allan Poe, que recordaba de manera brumosa, marcada sobre todo por sus detalles más escabrosos, y que unas veces se titula como las aventuras, y otras como La narración de Arthur Gordon Pym.
En mi particular y subjetiva manera de ver las cosas tengo la sensación que este libro ha trascendido de alguna manera y pasado a convertirse en un icono, al menos a ciertos niveles, en un referente literario universal. O quizá sea esa nebulosa del recuerdo, lo que fue capaz de marcarme esta lectura de la que recordaba sensaciones con claridad pero no hechos concretos (lo que hizo que me pareciera reencontrarme con un viejo amigo largamente perdido al releer el nombre de Dirk Peters), el hecho de leerme con avidez después “La esfinge de los hielos”, la continuación que escribiera Julio Verne, que recuerdo interesante pero que le quitaba parte de la magia al original de Poe. O esas menciones posteriores de Lovecraft en uno de sus mejores relatos, “En las montañas de la locura”. Recuerdo hace muchos años comentar con mi hermano “Las aventuras de Arthur Gordon Pym”, hablar sobre el impacto de las escenas más cruentas, indagar sobre los misterios de la novela y especular sobre su misterioso final, que hizo que me nombrara la novela de Verne. Y creo que es por eso que el libro de Poe ha trascendido, por su capacidad para atrapar y para sugerir, a tantos lectores, y escritores, a lo largo del tiempo. De alguna manera ha crecido aparte, se ha convertido en una historia hondamente arraigada en el subconsciente colectivo. Como muchas otras obras, desde luego, y también relatos de Poe, pienso en “El pozo y el péndulo”, o “Los crímenes de la calle Morgue”, por ejemplo, que forman parte de ese imaginario colectivo, se conozcan sus orígenes o no.
Y es que el libro es una gran obra en la que tenemos de todo un poco lo relacionado con aventuras marítimas. Naufragios, encierros, hambre, motines, luchas, tormentas, encuentros fantasmales, tiburones, sangre, supervivencia, decisiones cruentas, rescates, exploración, encuentros tribales, huidas, navegación a la deriva, misterios insondables... Poe nos hace saltar de una a otra con una facilidad pasmosa, ayudada por la fluida prosa en primera persona de quien nos narra la historia, el propio Arthur Gordon Pym, que nos cuenta, sin ahorrarnos detalles, todo lo relacionado con su largo periplo. Especialmente persistentes en la memoria se muestran los detalles del encuentro con el barco de los muertos y ese horrible momento en el que los cuatro supervivientes deben tomar la decisión de quién morirá para salvar a los demás. Y, por supuesto, ese misterioso final sobre el que tanto se ha escrito y que sigue mostrándose tan ambiguo y sugerente sin importar los años que pasen. Se conjuntan los detalles más mundanos, realistas, y macabros, con el misterio fantástico más nebuloso, las posibilidades sugeridas de grandes enigmas remotos.
Aún así, es un libro algo irregular, en el que hay partes con el ritmo algo descompensado con respecto a las demás, y algunos aspectos de la trama no acaban de encajar (¿qué demonios le pasa a Tigre, el perro de Pym?). Pero es un libro que merece la pena ser leído en algún momento de la vida, por toda esa magia que es capaz de crear y por toda esa influencia que se adivina sobre posteriores relatos de otros autores, ya sean marítimos, ya sean fantásticos. No es perfecto, pero es un “must read”, desde luego.
¡Tekeli-li, tekeli-li!
9 comentarios:
Pues sí, Iar: es una novela, como bien apuntas, que tiene ciertos detalles que no terminan de "cerrar" y que le restan algunos puntos. Sin embargo, creo que se trata de una lectura necesaria, por no decir imprescindible, como casi toda la obra de un innovador como Poe, incluyendo sus estudios críticos.
Algunos de esos momentos del periplo son verdaderamente angustiosos y considero que Poe, al describirlos sin caer en la ampulosidad, dota a la narración de un carácter realista muy saludable. Y todo para llegar a quizá el final más ambiguo y turbio de la historia de la literatura.
Por cierto, no sé qué edición tendrás, pero la traducción de Cortázar es muy recomendable.
Me alegro que lo hayas releído, che. :)
Pues no, me compré el libro hace unos tres años, de la editorial Maeva, y la traducción es de Pilar Agramunt. No me ha parecido que estuviera mal, la verdad, aunque si hubiera sabido lo de Cortázar igual me había animado a leer esa edición. Y de paso me fustigo de nuevo por no haber leído nada, todavía, de Cortázar. Otro debe que debo subsanar este año sin falta.
Poe es que es Enorme, aunque coincido con vosotros en los elementos que criticais. Poe es de esos Escritores Obsesivos, uno prototípico además, que atrae justamente por la morbosidad con la que describe obsesiones, que a fin de cuentas es su temática central, como pasa con Dick o Kafka, por mendionar Otros Genios.
Lo de Cortázar tiene delito Iarsang, hombre... especialmente los cuentos (ya te estas pillando la edición completa prologada por el HP de Vargas Llosa (es el único prólogo que he leido en vida en la que se insulta al prologado así como se cuentan intimidades que no vienen a cuento -que C. era pornógrafo y drogadicto... ménuda cosa hoy en día!!! jejeje-)
Tiene cuentos fantásticos fantásticos sino simplemente acojonantes. Casa tomada, el de la retención en la autopista que pasa a ser eterna, la de Axotolt o algo así, que me puede la memoria. Cortázar es alguien por quien se debe pasar al menos en la adolescencia, como Borges o Rulfo (no porque sean lecturas para adolescentes, ojo)
Y ahora dirás que no has leído La invención de Morel... no, no lo hagas o lloraré sangre. Sic.
Hazle caso a Knut, ¡Cortázar es imprescindible!
En cuanto a Gordon Pym, tengo muy buen recuerdo. No alcanza las cotas de algunos de sus relatos breves, pero amigo: ni puta falta que hace.
Que dos autores hayan decidido darle continuidad a esta obra ya habla de por si, ¿no? :)
Para mí Poe fué un animal de cuento. Creo que como escritor tuvo más trascencencia en esa área, en la narrativa breve y en la poesía (claro). De esa forma supo hurgar con sus dedos entre los miedos más inasibles del ser humano.
Lo que comenta Clau es muy necesario: La traducción de Cortázar de sus cuentos es imprescindible. Se nota muchísimo, en esa delicadeza con la que el ché trabajó en esas fantásticas traducciones, la absoluta veneración que tuvo hacia Poe. Yo siempre aconsejo el primer volumen de la edición de Alianza. En él está (para mí) su mejor creación.
jejeje, ya sé que Cortázar es imprescindible, pero por unas cosas o por otras todavía no le he hincado el diente. Tengo Rayuela en casa y algún otro libro, creo, no sé si empezaré por esos o iré a por el volumen de relatos a la biblioteca. Ya veré.
Claro que he leído La invención de Morel, Knut, si creo que la hemos comentado alguna vez, de hecho me recomendaste Trazo de tiza también un poco por ello. Grandísimo el libro de Bioy Casares.
Joer, ya me repito (sin darme cuenta)...
Dios...
Dios... ¿Te he hablado alguna vez de Moore?
tras los comentarios sobre esta novela en este blog, y, tiempo atrás en el de Clau me hicieron ver que tenía una deuda con Poe. Ayer pasé por la biblioteca y dentro de poco espero haberla subsanado
unas ilustraciones que harán las delicias de cualquier fan de Poe:
http://goldenagecomicbookstories.blogspot.com/2008_04_01_archive.html
en ese blog han hecho este mes un especial sobre los artistas que ilustraron a Poe
Vaya, muy interesantes las ilustraciones, aunque el blog tiene un serio problema de legibilidad con tantísimas imágenes en serie, uf.
Cuando lo leas esperamos comentarios!
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